Fuente Nueva

Mujeres labriegas, infatigables lavanderas
Madrugadas impías restriegan sus almas.
Madres sin lavadoras, sin detergentes caros.

Miradas pérdidas de cuajo acuoso.
Mugrientos los sayos de aceite, de ricos molinos.
Manos de barro y esparto nacen de Fuente Nueva.
Mandiles al sol, de claro verano, oscuro el invierno.

Cargados de sucia ropa, lebrillos hilera.
Canastas de mimbre repletas de idas y vueltas.
Caminos de jabón hecho, espuma de antaño.
Calvario de todas, de muchos apaño.

Mientras, el día eterniza, la noche resuelta calla.
Los sueños se escapan a horcajadas.
Pañales, refajos, paños, ojeras de años.
La vida un suspiro en Fuente Nueva.
Lagartas de lagarto rebaten el goce de las solteras.
Plañideras sus gargantas de hiel salpican.
Palabras, sin dueño, a chorros se escurren,
Entre la basta piedra.
Manantiales de risa amarga fluyen.
Y con regocijo oculto del mal sobrellevan,
Las heladas mañanas en Fuente Nueva.